jueves, 5 de junio de 2008

CADA COSA POR SU NOMBRE


Leyendo el blog de Shirat, una estheriana, he recordado una anécdota que me pasó cuando daba clases de restauración de muebles.
Las impartia en una tienda-escuela de antiguedades. Era una tienda en Oviedo, en esa capital donde las "Señora de" abundan tanto como las margaritas en los prados.

Muchas presumian allí de llevar el dichoso "título" y solo algunas realmente demostraban ser una "señora" a secas. Porque digo yo, que a una edad todas somos señoras y que mejor cosa que serlo por meritos propios, no?

Una de esas "señoras" de verdad, era una sesentañera simpática que en su primer día de clase me dice que ella aparte de restaurar estaria encantada de aprender a manejar la "Black&Decker" para no tener que depender de su marido. Daba las clases junto con un carpintero y a los dos nos hizo gracia y nos sorprendio la petición de aquella señora, que llevaba las manos llenas de alhajas pero que no tenia miedo de romperse una uña, y que se ponia su bata de faena tras colgar su chaquetón de piel en el perchero.

Le alabamos su valentía y nos contó una historia que no puedo dejar de recordar cada vez que veo un taladro.
Resulta que la señora (siento no recordar su nombre) tuvo que ir un día a la ferreteria a comprar unas brocas, un recado que le había mandado su marido. La mujer entró en la tienda y en vez de pedir "brocas para el taladro" quiso darselas de entendida y decidio llamarlo por la marca del artilugio, por lo que ante la estupefacción del depediente, va y le dice:


"Queria unas brocas para la Bo Derek"


Imaginaros la risa del dependiente y la de su marido cuando se lo contó. Así que venia dispuesta a aprender a manejar el taladro para no tener que depender de su marido y procurar en el futuro, no ir de fina y entendida, y llamar cada cosa por su nombre.
Está claro que si aquella mujer aprendio a manejar el taladro y el serrucho, cualquiera puede, aún cuando sea muy negada para las manualidades en general. Lo único que hace falta es poner un poco de empeño y la intención de querer lograrlo. La verdad es que muchas veces lo que falta es esto último y es mucho mejor llamar al hombre de la casa, al hombre más cercano o tirar de monedero con tal de no tener que molestarse en intentarlo.
Un aplauso para aquell@s que saben clavar un clavo, usar un destornillador y por que no, utilizar la "bo derek".

7 deslenguaos:

R.M dijo...

Jajajaja, pero bueno lo importante no es el nombre. Al final aprendio a usar la Bo Derek o no?

Desde luego a veces la lengua nos juega malas pasadas. Aun recuerdo yo a una niña que pidio al sorprendido y muerto de la risa dependiente de su barrio, un bote de azufre en lugar de azafran... jeje

Riesgho dijo...

Jajaja, esa también fué buena. O cuando otra no precisamente niña, entro en la merceria y pidio "pata de gallo" en vez de tripa de pollo, jajajja
Pero se nota que la dependienta era mijer, porque lo pillo al vuelo. Y es ke la cosa iba de aves, jejejje

KAMELUCHA,.,.,.,.,., dijo...

Muy buena esa jajajja,,,,ya lo creo , te puedo asegurar que yo manejo la boderek jaja como puedo per claro que hago el intento, pues ya ves,sino fijate tanto tiempo viviendo sola,,uf el otro dias plaf..se cayò la persianan ya ves,,fui no a por la boderec, sino a por una llave pal taladro la que tenia no la veia yo muy manejable, asique zas,,puese otra y ajaja manos a la obra, ahi la taladre su enganche y listooo jajajja,,,
a veces mas vale maña que fuerza jjjj

besines jaja

Geno dijo...

Jajajaja, pobre señora!! Muy buena anecdota y muy buen trasfondo. Habrá que ponerse y aprender a manejar la "bo derek"
Geno

Anónimo dijo...

Pues yo na de na, que no sé ni poner un clavo. La verdad es que mi marido es un manitas y yo una comodona ya que el mundo de las chapucillas caseras no me atrae nada, entonces dejo hacer...reconozco que tendría que ponerme al día porque en este mundo tanto hay que valer para un roto como para un descosido. Besitos Susana. Anacou la Estheriana

Anónimo dijo...

pues lo mío es peor que lo de la chica última, porque yo no soy manitas y mi marido (es un secreto) es el antibricoking...él el pobriño lo intenta...pero a mi cada vez que lo veo...me da, como decirlo, un poco de miedo...pero bueno ahí andamos a base de cuelgafáciles...tirando millas.

Bicos unha novata blogeira

Anónimo dijo...

Qué crack la señora... Pero lo mejor de la anécdota no es que se equivocara, sino que tuviera la capacidad de reírse ella sola y además apuntarse a un curso para aprender. Otras "señoras" hubieran corrido un tupido velo para que nadie se enterara de su bochorno...

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MI VITRINA